miércoles, 14 de enero de 2009

I WISH (III)

Estos no serán versos de caricias
que a mi dios escondo,
estos versos bastardos que lloran,
que almentan,
tanto tu altura y la de los tuyos
como la causa de su crecimiento,
estos versos no serán tu tálamo
ni tu sepultura,
no mitigarán el dolor que sientes
ni podrán secar las lágrimas internas
que corroen tu alma
de poeta en tinta.

Estos versos sólo son una mano
que a ti se tiende,
que siempre estará con la palma hacia arriba
por si necesitas cogerla,
porque el dolor libera nuestros versos,
los versos mitigan nuestro dolor,
pero un sólo poeta,
por muy grande que sea,
no puede levantar el rostro
si la mano del gigante
y la canción de la agonía
pesa sobre sus pestañas.
Yo seré la palanca que te haga libre,
yo moriré por ti si hace falta,
porque quizás la razón de mi existencia
se encuentre
en abrirle el camino
a aquella a quien no merezo ni destarle los chapines carmesía
ni seguir como una fiel Totó
por las baldosas de arena
de tu particular camino a la Ciudad de la Esperanza.

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