lunes, 21 de noviembre de 2016

Réquiem

Olvídate.
Todos tus temores se han personado
ante tu puerta
y te observan desde sus cuencas vacías
y con sus manos inertes de sombra.
Llora.
Llora ahora que todo ha terminado
y que el abismo te abraza
con su frío.
Escucha el silencio que te recorre
y te grita hasta que estallas.
Algo negro, podrido,
se alza desde lo más profundo.
Siempre supiste que el monstruo acechaba desde dentro.
Y ahora que no hay salida,
ahora tu sangre se revuelve
y miras desde tu ronco lamento,
Ahora,
sola,
invadida de muerte,
ves la inmortalidad extendiendo sangrienta sus alas.

domingo, 6 de noviembre de 2016

Guerras interiores

No estás.
O no siento tu abrazo
tu mirada tus besos
el recuerdo de que fuiste.
Moriré en invierno
como las flores tempranas
el día que no soporte más
quitarme los hielos de la mañana.
No estás.
Quizás porque yo ya me he ido
y para qué esperar en una estación
clausurada
donde los trenes no llegarán nunca
porque nunca quisieron detenerse.
Mírame a los ojos.
Cógeme la mano.
Dime que todo está bien
aunque nos exploten las bombas en las manos.
No me dejes sola en esta guerra.
Estoy sola
y asustada
y quiero que alguien me sonría
antes de que el monstruo me devore.

Resacas de folk y blues

Hay días que siento
que simplemente la carga es demasiado pesada
y Sísifo lleva demasiado tiempo
cargando con la misma soledad.
Es en esos días cuando más constancia tengo
de que mi corazón existe
y late
tal vez porque se arritmia
y parece que cada paso
es un golpe de verdugo.
Aunque no sé ve a través de los cristales
las luces están apagadas en esta casa
y sólo fuegos fatuos
relumbran
con la ilusión de que aún algo habita
hasta que las llamas se hagan ceniza.

sábado, 5 de noviembre de 2016

What if...?

The Velvet Underground "Pale Blue Eyes"

Y si no me levanto
-no porque los pies no me caminen
o la espalda no me sostenga
sino porque los ojos se me hayan dormido-
y se queda esta frase en suspenso,
y si el camino se corta de pronto
como el mal final de una película cutre,
y si soy un blues improvisado
a cuyo saxofonista se le atraganta el nudo
o que sorprende al guitarra en un blanco.

Nunca quise marcharme
aunque un retumbar
como el de un martillo que golpea
seguía de cerca mis pasos,
tal vez sea porque tema no pasar el examen
o que se me agiten las palabras ante la pregunta.

Hoy, cada día está más cerca,
quizás no sea este año,
pero me consumen las olas que sajan la arena
y este yo que queda
no quiere marcharse pero no quiere quedarse
si tiene que soltar las manos.

Si no me levanto,
dejaré un verbo sin morfemas,
nadie sabrá quién ejerció el bastón de mando,
y yo lo lamentaré más por los corazones que aún laten
que por aquellos que se hayan parado.