viernes, 26 de diciembre de 2014

Alas I cannot swim

Escuchando "Alas I cannot swim" de Laura Marling

Hay un lugar en cada uno de mis poros
como una pequeña estrella
que reza por vosotros
al dios de las pequeñas cosas,
hay un momento en cada instante del día
como una fotografía
que salta ante mis ojos
y me hace reír o llorar,
hay un aire en el silencio
que me rodea
que me inquieta y protege
a un tiempo,
hay un algo en mí
que no sé si es alma
o consciencia
o un niño que lucha
por dar pasos cuando la noche se apaga
y la sombra es la luz del abismo.
Hay un desconocimiento
que me habita
y me empuja
a ser optimista hasta en la derrota más feroz,
a pensar que existe una razón,
un lugar al que todas mis lágrimas emigran,
un momento cálido y glauco,
donde seremos pieles, vidas, vientos.

domingo, 21 de diciembre de 2014

No longer here


A Luisa, Paulino, Mesio, Antonio,
y todos los que se fueron.

Porque ya no estáis
yo brindo y os saludo
allá donde os encontréis
hoy que el cielo me dice que me permite recordaros.
Porque os fuisteis
y nos dejasteis tristes


aquí abajo.

No sé si me escucháis,
-quiero pensar que me veis desde un pequeño recodo
como quien posa su ojo despacio en la rendija de una cerradura-
pero desde aquí quiero contaros
que estamos bien,
sobreviviendo al duro invierno
que se cumple sin vosotros,
intentando no pensar
que no estáis,
que no podemos veros,
poniendo un muro entre la realidad y el frío,
inventando posibles
menos duros que vuestra falta.

No he llorado desde que me despedí de vosotros
-hasta hoy-
porque quiero ser la fuerte,
el sostén de este hogar que se desmorona
porque la desgracia se ha convertido en un péndulo
que nos golpea.
Perdonadme si hoy lloro,
si no tengo mucho qué decir,
si las palabras me faltan,
si el amor a veces se estanca y huele,
si no puedo seguir latiendo
porque cada latido
me susurra vuestros nombres,
me recuerda que vuestros corazones no son sino ceniza,
polvo que nutre la tierra
lejos de mis manos.

El invierno era duro
y ahora tengo el cuerpo cubierto de carámbanos
clavados en cada poro
como agujas que rasgan la piel,
dejando las marcas, los surcos de vuestras heridas.
Ha llegado el frío
y no estáis para calmarme con un gesto,
y no estáis para discutir y recordar que seguimos siendo una familia,
y no estáis
y cada día que vuestra ausencia se cuela por la rendija de mi consciencia
no hay lágrima que desale, ni abrigo que caliente, ni alma que soporte.

Invierno

Escuchando: Laura Marling "Rambling Man"

El invierno me cala en los huesos
y me rasga, me araña, me hiela,
me deja enferma
de esa enfermedad gris y azul
que no contagia
pero que es recurrente en mi cabeza,
y me derrite los ojos, los labios,
y me vuelve muerta,
enmudecida como un árbol amputado
y atado con mil luces en sus miembros que gritan
con el ensordecedor aullido del silencio.

No, no me gusta el invierno,
ni la navidad
porque sus luces no son sino engañados soles
que no calientan, que no guían,
fuegos fatuos que intentan hacerme creer que somos felices
cuando más tristeza veo arrastrarse por las calles.

Que no me gusta el invierno,
porque los ríos de insectos se agolpan en las aceras,
grandes monstruos recorren negros arroyos
con un hablar que me resulta hiriente
a mí,
que tengo un puñal en cada estrella que transita mi cuerpo,
que tengo un dolor persistente en este lugar que desconozco,
que me siento triste y no lo entiendo,
que soy feliz y no lo entiendo,
que pienso y no lo entiendo,
...

No me gusta el invierno, no,
quisiera dormir, descansar los ojos acurrucada en tu regazo
hasta que todo pase,
despertar y ver que el frío ya no me golpea cada mañana y cada noche,
despertar, andar, dejar que el sol me acaricie la piel.
No me gusta el invierno
y aquí estoy,
con los ojos grises, el alma prendida en azules,
y una canción que no suena y se repite
sonando en mis oídos.