martes, 20 de enero de 2009

DE PUTAS Y VÍRGENES

Vivamus, mea Lesbia, atque amemus,
rumoresque senum severiorum omnes unius
aestimemus assis. Soles occidere et redire
possunt:/Nobis cum semel occidit
brevis lux/Nox est perpetua una dormiena
(Carmen V) CATULO
Esta noche de ínclita lluvia,
la misma que ayer pisé con mis plantas descalzas,
leyendo un tibio volumen
de poemas ateneístas,
he llegado a la flor más grandiosa e intranquila
entre aquellas que he logrado conocer,
y he descubierto,
que a las vírgenes,
a las intelectuales,
les ha sido impuesta la fama de putas,
de lesbianas o ambas.
Debemos recordar a la denostada Avellaneda,
a Safo
y a tantas otras,
que bajo el yugo de una sociedad
que las veía como objeto de culto y adoración,
sin voz, sin alma, sin mente.
Cuencos vacíos de sopa
que afamados varones
y hombres de mala calaña
no dudaban en sorber
con rapidez y malos modos
o las arrojaban al fuego
si éstas mostraban un poco de sentido común
y cerraban sus fauces
en torno a la mano
de aquel a quien daban de comer.
Oh, mujeres,
culpadas de bestias
por aquellos que no soportaban
en vuestra luz ver su odioso reflejo.
Y vosotros,
hombres culpables,
no tratéis de vírgen a aquella
que cedió en vuestros placeres
y contra quien no osásteis levantar las manos
por temor a ser castrados,
y no volváis a decir,
que mis musas,
que mis poetas,
que mis mujeres,
son putas,
que ellas nunca cobraron
por tener que soportar vuestras infamias
en palabras
y jamás consintieron
en acercarse a vosotros
más allá de lo que el hedor de vuestra envidia
y vuestro odio
les permitía respirar.

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