viernes, 20 de junio de 2014

Naipes

Así es la vida,
arriba, abajo, ganar, perder,
equivocarse.
Hoy que no logro dormir,
hoy que llevo todo el día pensando en unos versos
-en estos, que siguen a esta mala introducción-,
poned por mí una canción triste,
abrid una botella de vino blanco,
bebed un sorbo, escuchad la lluvia,
pagad el insomnio, bebed otro sorbo,
abrid la puerta que lleva a la música,
dejadme entrar en vuestras venas...

Somos un juego de naipes
que nunca sabe en qué posición se encuentra
ni que número ostenta.
Una vez,
hace mucho,
jugué a ser la carta más alta
pero no soy capaz de que me recorra el cieno.
Una vez pensé que estaba en lo más profundo
allá donde la luz no llega y el aire huele a viejo
como una bodega sepultada por la muerte,
ahora es cuando veo que sobre mí se apoyaban cuerpos
que sustentaban a otros cuerpos
cuyo peso yo relajaba sobre otros.
Ahora la luz se cierra
y en mí un pálpito se niega a rendirse.
He llegado hasta aquí a fuerza de manos y llanto,
me he dejado las rodillas y las huellas arrastrando hojas secas,
no dejaré que el viento me moldee en tristeza.
Sin embargo, algo oscuro en mí pesa
y me pesa en otros y me ahoga los pasos.
Parece que va siendo hora
de barajar el mazo.

miércoles, 18 de junio de 2014

Stinks

Un silencio atronador, un viento helado
bajo los rayos de un sol impertérrito,
caída, luz, cuchillas de aire
y un pálpito que constriñe las costillas.
Eso me deja
nada, oscuridad, sombras,
darle la mano a un Quevedo marchito
que mira murallas y sólo ver ruinas.
No me pregunto ubi sunt
porque sé que no tienen cabida
los lamentos, los ruegos, las súplicas.
No corro, no camino, no abro los ojos,
nadie sostiene mi mano,
que todas las flores se han secado,
el verano agostó las hojas.
Estoy encadenada a una tierra mía
que no me pertenece,
me corté las alas
porque el vértigo lanzaba fuera mis entrañas,
cierro los ojos y canto muy fuerte, muy alto,
hasta romperme los tímpanos,
que no quiero ver ni oír
el futuro que nos cubre.