viernes, 10 de julio de 2015

No-named

A ti, que ni eres ni estás pensado,
a ti que bulles desde hace años en mis entrañas
esperando el momento propicio,
te digo desde este instante
y para que nunca se te olvide,
que te quiero con un amor que no existe en otro.

A ti, que ni tienes nombre, ni rostro, ni tiempo,
te escribo porque algo me dice que debo recordarte
que te quiero
aunque a veces no lo creas
o reniegues de ese afecto.

A ti, que no estás y quizás nunca existas,
desde este instante,
te prometo
que desde que tu rostro alce la piel a la vida
nada podrá separarnos.

Let her go

Escuchando Let her go de Passenger

Siempre he pensado que soy valiente,
y la vida me ha enseñado
-a la fuerza-
que yo puedo
que yo sé
que yo valgo

si yo quiero.

Pero el miedo siempre me ha atenazado,
desde la oscuridad de las sombras y los monstruos
al miedo a caer y no saber levantarme,
aunque las criaturas que más me aterran
no son los bichos que me hacen correr como si huyera de un peligro,
ni el vértigo que me incapacita y me anula.
Los grandes monstruos tienen grandes nombres
y numerosos tentáculos
que pueden asustarme desde muchos instantes.
Los grandes monstruos no aparecen bajo la cama
o se esconden en un armario
o afilan sus dientes en mi carne.
Son aquellos que esperan en la esquina del futuro,
los que desgastan el camino para que resbale
o esconden una piedra para que tropiece
y no pueda volver a alzarme.

Son los fantasmas de la soledad,
que te punzan con la agujas del frío;
los vampiros del olvido,
que te dejan hueca como un árbol seco;
los monstruos del fracaso y la decepción,
que te zarandean hasta que vomitas todo pensamiento alegre
y te conviertes en un errante.

Siempre he pensado que soy valiente,
y la vida me ha enseñado
-a la fuerza-
que yo puedo absorber a los fantasmas
que yo sé destruir a los vampiros
que yo valgo para derrotar a los monstruos

si yo quiero.
Y aun si el miedo me golpea,
si vivo
la vida habrá merecido la pena
aunque el futuro sea aciago.

Youth

Escuchando Youth- Daughter

Colecciono memorias en un cajón,
les quito las alas a veces
por temor a que se vayan volando
y me quede como el terror blanco,
sin un sonido en la lengua
ni una letra en los ojos.

Colecciono memorias,
las guardo y a veces me asomo al abismo que en ellas habita,
algunas. oscuras, se esconden en sombras
y otras me piden cosquillas
y ladran caricias.

Colecciono memorias,
porque el miedo me apremia,
tintinea la voz del silencio
que a veces se aferra al olvido
y te vuelve aire,
transparente como el cristal,
pero etéreo y vacío.

Colecciono memorias
porque no quiero ser
una vaina vacía,
un tronco hueco.