Son las cinco de la tarde.
Reina el silencio.
Una quietud dibuja el paisaje
-colinas de ondas,
árboles rectos,
nada se escucha
sino el ritmo lento del autobús-.
Allá, en la distancia,
continúa la vista,
nubes, verdes, azules tranquilos,
otoño en las hojas,
clubes nocturnos, iglesias,
un tractor mordiendo la tierra
con sus dientes oscuros,
en el patio de una casa
la ropa tendida...
Inmensidad en mis pupilas.
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