Cuando era niña,
- más chiquita que ahora-
y comenzaba a escribir versos,
me gustaba, ante la Naturaleza
alzarme sobre las puntas de mis dedos
y dejarme volar.
Hace años, cuando era niña
y aún la Inocencia imperaba en mis pupilas
y en mis dedos,
sabía entender lo que el Viento susurraba en mi oído
y cantaba con la Luna por las noches
al aullido del Lobo.
Cuando era niña, sabía surcar el Tiempo
sin temer las aguas o las nubes.
Ahora algo ha anclado mis pies al suelo,
ahora pienso en aquellos momentos
en que no necesitaba de alas
para surcar el cielo,
cuando, de niña,
me adentraba en la orilla del río
y nadaba sin miedo a la Muerte o la Enfermedad.
Antes,
cuando era
La Hija
del Mar y el Viento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario