Mira cómo alzan los brazos
las montañas,
y cubren su rostros de nubes
y agua;
mira cómo la tierra avanza
hasta lugares
donde no alcanza tu vista;
mira el castillo,
la iglesia en la cumbre coronada,
cómo vigila
sus pies; mira, baja la vista y,
de pronto,
un bosque, y ahora muro, y piedra,
y llano,
y cultivo: mira el gusano que rueda,
tempus fugit,
y pasa, y pasa, adiós Gaia.
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