No sé quién soy, si romántica o decadentista, si niña o mujer, si poeta o perdida.
Como un alma errante más vago entre la niebla de la inconsciencia sin saber si voy o vuelvo, quién soy, de dónde vengo o a dónde voy.
Por no saber no sé ni mi nombre, ni mi cuerpo, ni mi rostro que he inventado mil veces. No conozco mis dedos, ni mis manos, ni mi tinta, ni mis versos.
Yo no sé qué será de mí, que es o qué ha sido, he creado tantas veces mi historia que ya no sé lo que fue real y lo que inventé o he soñado.
A menudo pienso, y temo, que todo esto no sea sino una ensoñación, que yo ya haya muerto o diez mil interrogantes más que me aturden y marean.
Doy vueltas por mi cuarto, revuelvo la tierra que cubre mi senda, doy vueltas, y vueltas, y vueltas y más vueltas y ya estoy perdida de nuevo, he vuelto otra vez al mismo punto, yo esto ya lo he vivido, dejà vu lo llaman. Pasado y presente se confunden y son uno, y yo caigo dentro de la ruleta del tiempo, me escondo entre sus engranajes, soy una Alicia sin conejo, ni reloj ni años, una Alicia oculta, oculta y abandonada entre la niebla, y ya poco importa si soy poeta o perdida, si niña o mujer, si romántica o decadentista, no sé quién soy y, quizás, nunca lo sabré.
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