De azabache son mis cabellos
y en largas ondas caen
hacia el abismo incierto
recubierto por las arenas de una recóndita playa
que se expande y contrae
buscando las olas.
Tengo tierra en mis pupilas,
tierra oscura y tinta,
si desciendes
descubrirás una caverna de rosas mustias.
Soy sueño y viento,
armonía dorada de un otoño de infancia
y soy palabras con alas nuevas,
con alas rotas,
de plumas y estilográficas
que danzan
y recorren
sinuosos y cristalinas
desde las dunas de oro y roble
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