Entra por fin una fría brisa
por el resquicio abierto de mi ventana,
ojalá se colase por ese agujero
mi príncipe encantado o mi rana.
Aspiro el aroma del aire
(no huele a nada
pero yo me lo invento)
y espero que se lleve el olor a cerrado
y soledad
(hoy querida).
Llega gente.
Musa, tengo que irme,
nos vemos en la madrugada
cuando no pueda conciliar el sueño
por el calor de mi cuerpo
y me acurruque en tu regazo
a que me soples en la nuca
y volar juntas
entre las nubes de verano
revoloteando como brujas enamoradas.
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