Siente el ritmo del violín
en tus dedos de poeta,
late el alma a un son eterno,
prohibidas notas de marfil,
Leanansidhe me relató su historia,
un canto carmesí de pena
y los muertos que lleva
en su espalda.
Melloró porque debe cumplir el trato,
no quiere que me vaya,
pero firmamos un pacto,
pronto Melancolía se quedará huérfana,
y yo bailaré libre
recitando con fuerza
mis versos por Irlanda
cuando ya esté muerta.
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