Volverán
los dolores de espalda
mis
días a quebrar,
volverán
los estiramientos y las muecas,
las
mochilas oscuras para evitar
que
de nuevo el costado me pinche el alma,
las
manos pagadas que me crujan la espalda,
pero
esas que con amor me tocaban untadas en aceite
y
buscaban relajar mis músculos y mis huesos,
esas,
no volverán.
Volverán
los tristes días de invierno
buscando
el quicio de una puerta que me ampare del viento,
volverán
las largas noches en soledad,
apoyada
en la pared de un bar cualquiera,
cerveza
en mano,
buscando
una llama que no se extinga rápido,
pero
esos días, esas noches,
de
abrazos y sábanas,
esos,
no volverán.
¿Volverá
la poeta a sentir del corazón un vuelco,
del
alma unas alas, del cuerpo un fuego,
que
le arrugue los labios?
¿Volverán
los versos a marchitarse en las orillas del papel
y
la musa, enojada, la mirará vacía?
¿Volverá
a pensar en verbos de futuro, de presente amable,
y
no en presentes ingratos, gélidos pretéritos y escurridizos
condicionales?
Volverán.
No hay comentarios:
Publicar un comentario