domingo, 11 de noviembre de 2012

Catulo


(...) da mi basia mille, deinde centum,
dein mille altera, dein secunda centum,
deinde usque altera mille, deinde centum.
CATULO
Pensaba que no volvería a reír nunca,
que sólo mis brazos me darían calor,
que el tiempo se marchitaría en mis ojos
y venus abandonaría mi piel al amparo de mis propios dedos.
Y, sin embargo,
el sol de nuevo se ha alojado en mis orillas,
en las de mis labios, en las de mis ojos, ...
Y, sin embargo,
he vuelto a sentir el tiempo detenerse y acelerar un momento,
hacer de la noche un instante,
y encontrar en el rumor del aire, de una caricia, de un beso,
el constante pulso de un susurro eterno
que no se detiene.

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