Toda la
culpa es de Bram Stoker,
de él y
su vampiro enamorado,
de su
amor eterno a través de las vidas.
Todo es
tu jodida culpa, Bram,
¿a quién
se le ocurre escribir un clásico?
¿No
podías haberte conformado
con crear
un monstruo tierno
por el
que sentir pena y asco?
¿Por qué
no hiciste como Polidori, Mary, tantos otros?
¿Por qué
crear al ser eterno?
Seguramente
por venganza contra quien no te quiso;
juntaste
como Víctor los retazos de algo hermoso
y
lograste tu propósito: el Vampiro.
Y ahora
deseamos ser Lilith, Leanan, Lestat, Nosferatu…
Toda la
culpa es de Bram Stoker.
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