Extraes
mis fondos
encharcándome
el crédito, el débito
y las
rentas a plazo fijo.
Me
engañas con tu rostro bajo la luz fluorescente,
con tu
barriga de quien no le preocupa el precio,
con los
tesoros que me muestras por un módico coste[1].
Me hablas
del futuro
y
mientras sello mi destino a perpetuidad
pienso en
cómo, cada mes,
me irás
sacando la sangre,
cómo se
la sacarás a mis hijos,
cómo me
chuparás hasta el alma
aunque yo
preferiría que fuera otra cosa
y
clavarte después una estaca
en el
mismo orto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario