Quisiera acaparar las palabras
que en lugar de alzarme
me hacen más pequeña
y que se escaparon de labios
que no supieron maldecir ni escupir sombras negras
dijisteis que soy la playa
cuando yo me veo escondida en la arena
que inmensa es mi luz
aunque las dentelladas siento arrastrarme
que mis pasos mis manos mis latidos
son los de un gigante
y yo aquí, hundida en mi mismidad
Quisiera atesorar cada sonido
que se ha llevado el viento
por si leyendo cada día una letra
empiezo a creerlo
sábado, 16 de septiembre de 2017
Bruit
Varada en la tubería
oscurecida en su todo
así
llena de aquello que no se nombra
aletargada en la sombra alargada de un sueño
que agita los miembros
y no es sino hielo y escarcha
Atascada
sedienta de todo
ardiente de nada
así
se la encontraron un día
secas las lágrimas
de tanto llorar
huecos los ojos
la sonrisa mueca
esperpento de vida
una palabra era bastante
oscurecida en su todo
así
llena de aquello que no se nombra
aletargada en la sombra alargada de un sueño
que agita los miembros
y no es sino hielo y escarcha
Atascada
sedienta de todo
ardiente de nada
así
se la encontraron un día
secas las lágrimas
de tanto llorar
huecos los ojos
la sonrisa mueca
esperpento de vida
una palabra era bastante
sábado, 9 de septiembre de 2017
9 de septiembre
Me obligo a recordarte
cada nueve de septiembre
con la misma alegría con la que volvíamos al colegio
con esos ojos de orgullo
con esa sonrisa sincera
con ese amor que desprendía cada poro de tu pecosa piel.
Me obligo a recordarte hoy
nueve de septiembre
porque el mundo ganó un poquito
dentro de la inmensidad de una playa del tiempo
Me obligo a recordarte
por ver si esa fuerza
llega un día a atravesar mis recuerdos
y llega al fondo de los hombres
Me obligo a recordarte
porque no mereces el olvido
porque no me importa perder tu comida favorita
o la primera canción que escuchaste
pero no me permito dejar marchar
las horas aprendiendo juntas en el salón
las tardes en el parque
los lenguajes aprendidos
las luchas ganadas
y la batalla perdida
Me obligo a recordarte
porque soy más cuarta que primera
y porque siendo últimas
alcanzamos la cima juntas
aunque las manos fueran invisibles
cada nueve de septiembre
con la misma alegría con la que volvíamos al colegio
con esos ojos de orgullo
con esa sonrisa sincera
con ese amor que desprendía cada poro de tu pecosa piel.
Me obligo a recordarte hoy
nueve de septiembre
porque el mundo ganó un poquito
dentro de la inmensidad de una playa del tiempo
Me obligo a recordarte
por ver si esa fuerza
llega un día a atravesar mis recuerdos
y llega al fondo de los hombres
Me obligo a recordarte
porque no mereces el olvido
porque no me importa perder tu comida favorita
o la primera canción que escuchaste
pero no me permito dejar marchar
las horas aprendiendo juntas en el salón
las tardes en el parque
los lenguajes aprendidos
las luchas ganadas
y la batalla perdida
Me obligo a recordarte
porque soy más cuarta que primera
y porque siendo últimas
alcanzamos la cima juntas
aunque las manos fueran invisibles
domingo, 3 de septiembre de 2017
Cristales rotos
No sabíais
que con vuestras palabras cavábais una fosa,
que no son inocentes los nombres
y que un silencio
puede dejar mayores heridas que un disparo.
Hay quien os llamará inconscientes,
mientras vosotros olvidáis que
una vez
existimos,
pero vuestras huellas aún impregnan nuestras heridas
y el dolor cae dentro lejos de la vista.
A algunos os ha aplastado la vida,
y nuestra parte vengativa sonríe ante vuestro desvelo;
otros prosperasteis
y tan sólo esperamos que,
como la genética traicionera,
sufráis en las carnes de vuestra sangre
el pecado que cometisteis.
Sólo así, viendo que nunca se avanza,
que la muda nueva queda ajada,
que las cicatrices supuran
aun cuando llevan años cerradas,
podréis comprender el alcance de los daños
y que el pago nunca es suficiente
por los platos rotos.
que con vuestras palabras cavábais una fosa,
que no son inocentes los nombres
y que un silencio
puede dejar mayores heridas que un disparo.
Hay quien os llamará inconscientes,
mientras vosotros olvidáis que
una vez
existimos,
pero vuestras huellas aún impregnan nuestras heridas
y el dolor cae dentro lejos de la vista.
A algunos os ha aplastado la vida,
y nuestra parte vengativa sonríe ante vuestro desvelo;
otros prosperasteis
y tan sólo esperamos que,
como la genética traicionera,
sufráis en las carnes de vuestra sangre
el pecado que cometisteis.
Sólo así, viendo que nunca se avanza,
que la muda nueva queda ajada,
que las cicatrices supuran
aun cuando llevan años cerradas,
podréis comprender el alcance de los daños
y que el pago nunca es suficiente
por los platos rotos.
A veces quisimos tocar el cielo
A veces quisimos tocar el cielo
aunque los brazos no alcanzaban
ni para tocar las nubes
pero nosotros
-niños estúpidos-
sentíamos aquellas gasas etéreas rozándonos las yemas.
Aún miro con los ojos entornados
como cuando el sol te hiere las pupilas
ese pretérito de infancia
y ayer me descubrí, sin saberlo,
alzando los brazos
como el águila que está aprendiendo a volar.
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