Han vuelto los monstruos
rechinando sus dientes afilados
se ha instalado de nuevo la lluvia
cuando las nubes son un recuerdo
y este palpitar en la garganta
que baja hasta apuñalarme
Han vuelto los monstruos
a las puertas de la alegría
en la antesala de una habitación nueva
y no sé si quiero acurrucarme en la oscuridad de un rincón
y mecerlos sola
hasta que se duerman
o dejar que me atesoren los infinitos
Cada año
cada día
cada instante
comprendo que habré de convivir con ellos
tratar de superarlos sin que me ahoguen
pero a veces no entiendo cómo ni por qué surgen
y hallarme perdida en mis propios pasos
me hunde más que nada
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