y el mío ha sabido camuflarse
con los rostros de lo conocido y lo cercano
para atemorizarme en el roce de una palabra amable
o en el reflejo por las mañanas.
Convivir con el miedo constante
luchar contra la fuga continua del valor y la esperanza
frenar la pérdida de la alegría
y retener a los monstruos de mis cárceles
es mi vida.
Por eso os grito
no temáis a la vida
ni siquiera a la muerte
aun en estos días que el mundo es más oscuro
Yo, que temo cada instante
y empujo a mis pies por seguir avanzando,
os pido que no dejéis que las sombras os corrompan,
no caigáis en un abismo sin ventanas
Sed
cada segundo
una luz
que aniquile las heridas
una balsa
que perdure
por encima de las aguas
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