Si todos tenemos que poseer lo mismo,
doy mi porcentaje de renovación de ropa
en favor de los libros.
La ropa encogerá, me quedará grande,
corta, larga, dejará de gustarme...
pero no los libros.
Ellos siempre saben cómo ajustarse
al talle de mi mano
y al brillo de mis ojos.
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