No quiero pensar
en los gusanos, en los insectos
que se comerán tu cuerpo poco a poco,
en la soledad que me invade
cada vez que observo tu jaula vacía en la cocina,
en que hecho de menos
que tires el bebedero al suelo,
tener que limpiar cada día
porque me llenas todo de serrín a cada salto,
o reñirte porque eras un ansioso a la hora de comer.
No quiero pensar
en que ya no estás a mi lado,
en que el silencio se apoderará de cada rincón de la casa,
en que ahora sólo el eco responderá mis palabras,
que en un año has logrado que te vaya a echar de menos el resto de mi vida.
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