Etiquetar.
Etiquetar etiquetas.
Etiquetar nombres,
paisajes, lugares, momentos, personas, relaciones, cosas...
Etiquetar.
Pienso que llevo toda mi vida intentando etiquetarla,
ponerle orden a ese caos en el que vivo,
a ese desorden que soy, que vivo.
Tal vez sea el momento de dejarme llevar
y que sólo penda
cuando llegue el momento
una etiqueta inevitable de un dedo de mi pie.
sábado, 30 de marzo de 2013
Sábado de marzo
Hoy que es sábado,
que el sueño llama a mi puerta pero no se agolpa bajo mis párpados,
hoy que es sábado,
que huelo a ropa limpia
tras una ducha larga
-y el descubrimiento de que las reformas nunca se acaban-,
que he comido bien,
pero sola,
hoy que el ruido de unas patas pequeñas y peludas no me distrae,
hoy que el olor de otra piel no me distrae,
hoy que sólo el pensamiento me distrae,
hoy,
hoy que es sábado,
quiero hacer que las horas se vayan rápido,
que fluyan como el río,
hoy que es sábado
y que pienso en la coincidencia de que no sólo cambia la hora.
que el sueño llama a mi puerta pero no se agolpa bajo mis párpados,
hoy que es sábado,
que huelo a ropa limpia
tras una ducha larga
-y el descubrimiento de que las reformas nunca se acaban-,
que he comido bien,
pero sola,
hoy que el ruido de unas patas pequeñas y peludas no me distrae,
hoy que el olor de otra piel no me distrae,
hoy que sólo el pensamiento me distrae,
hoy,
hoy que es sábado,
quiero hacer que las horas se vayan rápido,
que fluyan como el río,
hoy que es sábado
y que pienso en la coincidencia de que no sólo cambia la hora.
lunes, 25 de marzo de 2013
Llueve
Llueve
y en mis ojos cansados la lluvia seca tiembla.
La lluvia agotada,
las gotas fragmentadas en mil gotas
rotas en mil gotas,
formando un mosaico lamentable.
Llueve
y me pesan los huesos,
las horas,
el sueño,
el peso a la espalda...
y comienza a aplastarme tanto este gris
que ni los besos me levantan
así como estoy con el frío recorriéndome por dentro,
tratando de asentarse,
rebotando en la campana capada en mi cabeza.
La verde esperanza aún me cuenta los segundos que faltan
para acurrucarme entre las sábanas.
y en mis ojos cansados la lluvia seca tiembla.
La lluvia agotada,
las gotas fragmentadas en mil gotas
rotas en mil gotas,
formando un mosaico lamentable.
Llueve
y me pesan los huesos,
las horas,
el sueño,
el peso a la espalda...
y comienza a aplastarme tanto este gris
que ni los besos me levantan
así como estoy con el frío recorriéndome por dentro,
tratando de asentarse,
rebotando en la campana capada en mi cabeza.
La verde esperanza aún me cuenta los segundos que faltan
para acurrucarme entre las sábanas.
lunes, 18 de marzo de 2013
Sit tibi terra levis (II)
No quiero pensar
en los gusanos, en los insectos
que se comerán tu cuerpo poco a poco,
en la soledad que me invade
cada vez que observo tu jaula vacía en la cocina,
en que hecho de menos
que tires el bebedero al suelo,
tener que limpiar cada día
porque me llenas todo de serrín a cada salto,
o reñirte porque eras un ansioso a la hora de comer.
No quiero pensar
en que ya no estás a mi lado,
en que el silencio se apoderará de cada rincón de la casa,
en que ahora sólo el eco responderá mis palabras,
que en un año has logrado que te vaya a echar de menos el resto de mi vida.
en los gusanos, en los insectos
que se comerán tu cuerpo poco a poco,
en la soledad que me invade
cada vez que observo tu jaula vacía en la cocina,
en que hecho de menos
que tires el bebedero al suelo,
tener que limpiar cada día
porque me llenas todo de serrín a cada salto,
o reñirte porque eras un ansioso a la hora de comer.
No quiero pensar
en que ya no estás a mi lado,
en que el silencio se apoderará de cada rincón de la casa,
en que ahora sólo el eco responderá mis palabras,
que en un año has logrado que te vaya a echar de menos el resto de mi vida.
Sit tibi terra levis
Allí estabas,
dormido con los ojos abiertos,
por primera vez tranquilo
desde que entraste en nuestras vidas,
tan hermoso como la más hermosa de las criaturas,
dejándome otra herida abierta,
abriendo nuevos vacíos en mi cuerpo
que no podrán llenar otros como tú,
porque fuiste el primero
y ahora descansas en el sueño de los justos,
bajo la sombra de un perenne árbol.
Quiero pensar,
consolarme diciéndome una y otra vez
que ahora habitas en la tierra que hay más allá de mis ojos,
fuera del alcance de mis manos,
donde podrás correr libre,
donde podrás comer a tu antojo,
donde un día nos encontraremos de nuevo
y pasar juntos más de este año breve.
Que la tierra te sea leve.
dormido con los ojos abiertos,
por primera vez tranquilo
desde que entraste en nuestras vidas,
tan hermoso como la más hermosa de las criaturas,
dejándome otra herida abierta,
abriendo nuevos vacíos en mi cuerpo
que no podrán llenar otros como tú,
porque fuiste el primero
y ahora descansas en el sueño de los justos,
bajo la sombra de un perenne árbol.
Quiero pensar,
consolarme diciéndome una y otra vez
que ahora habitas en la tierra que hay más allá de mis ojos,
fuera del alcance de mis manos,
donde podrás correr libre,
donde podrás comer a tu antojo,
donde un día nos encontraremos de nuevo
y pasar juntos más de este año breve.
Que la tierra te sea leve.
miércoles, 13 de marzo de 2013
Espirales
Siempre pensé
en la vida como una línea recta,
como ese poema de Machado,
caminando,
errando,
siempre con los pies al compás.
Hoy,
tras escribir unas líneas
para ese niño que me saldrá de otras entrañas,
me he dado cuenta de que soy como la espiral de una concha,
girando sobre mí misma,
en torno a otros que me trazan,
dibujándome y desdibujándome con el viento
y el paso de la vida.
Siempre pensé
que todo sucede por un motivo,
llámalo hado, dios o suerte,
y creo que cada herida tiene una causa,
cada pestañeo una consecuencia
y que cuando yo bato mis alas
a alguna geografía le tiemblan las tripas.
en la vida como una línea recta,
como ese poema de Machado,
caminando,
errando,
siempre con los pies al compás.
Hoy,
tras escribir unas líneas
para ese niño que me saldrá de otras entrañas,
me he dado cuenta de que soy como la espiral de una concha,
girando sobre mí misma,
en torno a otros que me trazan,
dibujándome y desdibujándome con el viento
y el paso de la vida.
Siempre pensé
que todo sucede por un motivo,
llámalo hado, dios o suerte,
y creo que cada herida tiene una causa,
cada pestañeo una consecuencia
y que cuando yo bato mis alas
a alguna geografía le tiemblan las tripas.
lunes, 4 de marzo de 2013
The wind from the North
Escuchando: "Blowin' in the wind" de Bob Dylan
De esta ciudad
que no es la mía
aunque algo se me semeja
quizá la viera en algún sueño,
me llevo una sonrisa
rota en mil carcajadas,
unos labios tensos
por la alegría,
nuevas caras,
miradas que en mis ojos
se habían diluido,
sentirme cerca,
un palpitar bajo el pecho,
una voz que me traquetea en la cabeza,
aunque siempre sea más fuerte esta cabezonería mía,
este optimismo innato
de creer en lo intangible.
Mientras, pienso en el tacto,
en mi tacto,
en tu tacto,
en el n...
De esta ciudad
que no es la mía
aunque algo se me semeja
quizá la viera en algún sueño,
me llevo una sonrisa
rota en mil carcajadas,
unos labios tensos
por la alegría,
nuevas caras,
miradas que en mis ojos
se habían diluido,
sentirme cerca,
un palpitar bajo el pecho,
una voz que me traquetea en la cabeza,
aunque siempre sea más fuerte esta cabezonería mía,
este optimismo innato
de creer en lo intangible.
Mientras, pienso en el tacto,
en mi tacto,
en tu tacto,
en el n...
viernes, 1 de marzo de 2013
Time to...
Hay momentos para escribir.
Otros para pensar.
Y otros para dejar la mente en blanco.
Éste es uno de esos.
En la biblioteca pública,
después de enviar una horda de fotos para una biografía,
sabiéndome nerviosa por el salto,
ilusionada,
quién sabe,
con este traqueteo en los dedos y en la máquina.
Hay momentos para escribir.
Hay momentos.
Los hay.
Otros para pensar.
Y otros para dejar la mente en blanco.
Éste es uno de esos.
En la biblioteca pública,
después de enviar una horda de fotos para una biografía,
sabiéndome nerviosa por el salto,
ilusionada,
quién sabe,
con este traqueteo en los dedos y en la máquina.
Hay momentos para escribir.
Hay momentos.
Los hay.
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