viernes, 17 de agosto de 2012

EL GATO

Observo al gato dos días a la semana,
ahí, panzarriba bajo el sol,
seguro de su posición en la pirámide alimenticia,
aprovechando las últimas luces
sobre un suelo de cemento u hormigón.

Hoy no ha venido,
y no puedo dejar de pensar,
mientras hablo de las funciones del lenguaje de Jackobson
y enumero (por trigésimo quinta vez)
cuáles son,
qué habrá sido de él,
por qué no habrá acudido a la cita,
si será uno de esos que se adhieren al asfalto,
si habrá descendido de la pirámide
o si,
por el contrario,
habrá encontrado
otro suelo, otros rayos y otra que le mire.

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