Hay veces
que una tristeza profunda
se te inserta en las entrañas
sin saber por qué
y una cuchilla de aire
te corta el alma
sin que puedas detener su filo invisible.
Hay veces que la sonrisa
se la lleva el viento
y se pierde entre las ramas de algún ciprés
y te abandonas en ese lugar incierto
que es la melancolía
y no hay nada que pueda sacarte del fondo del mar gris.
Hay veces que se te mueren los latidos,
había veces que se me caían los besos.
Ahora, cada vez que el frio me aprisiona los dedos
y mis versos se tildan de notas oscuras,
cierro los ojos y recuerdo tus verdes,
tu sonrisa sincera mirándome al despertar
y no hay melancolía que pueda rendirme.
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