viernes, 20 de junio de 2014

Naipes

Así es la vida,
arriba, abajo, ganar, perder,
equivocarse.
Hoy que no logro dormir,
hoy que llevo todo el día pensando en unos versos
-en estos, que siguen a esta mala introducción-,
poned por mí una canción triste,
abrid una botella de vino blanco,
bebed un sorbo, escuchad la lluvia,
pagad el insomnio, bebed otro sorbo,
abrid la puerta que lleva a la música,
dejadme entrar en vuestras venas...

Somos un juego de naipes
que nunca sabe en qué posición se encuentra
ni que número ostenta.
Una vez,
hace mucho,
jugué a ser la carta más alta
pero no soy capaz de que me recorra el cieno.
Una vez pensé que estaba en lo más profundo
allá donde la luz no llega y el aire huele a viejo
como una bodega sepultada por la muerte,
ahora es cuando veo que sobre mí se apoyaban cuerpos
que sustentaban a otros cuerpos
cuyo peso yo relajaba sobre otros.
Ahora la luz se cierra
y en mí un pálpito se niega a rendirse.
He llegado hasta aquí a fuerza de manos y llanto,
me he dejado las rodillas y las huellas arrastrando hojas secas,
no dejaré que el viento me moldee en tristeza.
Sin embargo, algo oscuro en mí pesa
y me pesa en otros y me ahoga los pasos.
Parece que va siendo hora
de barajar el mazo.

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