Tan rápido como pasa la aurora
y entre luces vacías se esfuma
así se ha diluido mi sonrisa
y la precaria felicidad que de un hilo se sustentaba,
la soledad vuelve a reinar
bajo el polvo de hadas y arena de mis párpados,
y el temor a un mañana,
aún hoy,
a un todo
inunda cada fibra de mi ser dolorido por la mañana.
Y qué importan mis versos
si mis raíces gritan sin dejar que pase el silencio,
si vuelvo a acogerme a la cristálida
como si pudiera salvarme,
como si el abismo que amenaza
no me fuera a engullir,
como si esta insignificante niña perdida,
libélula de mar y viento,
no estuviera condenada al olvido.
2 comentarios:
Me gusta más cuando estás alegre :(
entiende que no puedo estar siempre alegre. al menos esta vez la felicidad me ha durado bastante. además, después de haberme descargado en llantos y versos, vuelvo a sentir ese vacío que ni me devuelve la sonrisa ni atrae a la tristeza,es como un estado neutro de nada, como cuando escribo un poema y sé (no sé cómo) que ni le sobra ni le falta una coma.
Publicar un comentario