Porque no estás
tal vez la pena no sea tan grande
ni el abismo tan hiriente
como para quebrar en llanto a toda una estirpe,
pero te veo en el reflejo de sus ojos
y miro a otro lado
por si el espejo me devuelve la mirada
y descubres
-con horror-
que te fuiste a tiempo para no ver los errores.
No estás y me acompañas en cada paso,
te recuerdo en cada instante
pero te expulso del pensamiento
si las nubes amenazan tormenta
porque, después de tanto tiempo,
aún temo que estalles en mil pedazos
y el cielo caiga sobre nosotros.
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