Quiero pensar en la bombilla incandescente,
en el posible mañana que añoremos juntos,
quiero pensar que hay un siempre entre los dedos,
que pondré tu nombre a muchos días, a los hilos
que recorrerán las piedras que pisaste.
Quiero pensar que te veré en otros ojos
como yo a veces veo en los míos a parte de mi madre,
que no serán enojos los que te persigan,
que habrá en tus playas hendiduras
en las que no calará el odio.
Quiero pensar, con esa luz que amarga mis tristezas,
que hay un posible en el futuro
hermoso como el gris de esas olas
que me empujan desde ese lugar recóndito
donde te fuiste.
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