Veo como el sol desciende
entre las fachadas de las casas
que surgen aquí y allá como troncos de cemento
iluminados y oscuros.
Veo las nubes
al fondo,
inmóviles,
el viento y la lluvia han decidido echarse la siesta
y aún no han despertado.
Veo un insecto que recorre el cristal de mi ventana,
está al otro lado,
he acercado mi dedo tembloroso a su cuerpo transparente...
frío y vidrio,
nada más.
Veo las últimas horas de un domingo
pasar,
las últimas horas de festividades,
las notas de la canción que suena,
mis párpados que caen
cansados,
y cómo tú lees en tu estudio
historias de aquellos que no existen
pero habitan en cada uno de nosotros.
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