Ya no temo a las mareas
que vienen y van,
ahora me tumbo en la arena
a verlas pasar.
Te recuerdo
en cada segundo que pasa y no estás,
en cada poro de mi piel,
en los ojos de mi madre,
en la risa de mi hermano,
en las manos que escriben
y muestran el desierto del tiempo,
en el amor de un abrazo,
en el cariño de un beso,
en el silencio de una casa donde ya no estás,
en la silla de ruedas,
en tu olor impregnado en todo cuanto tocaste...
Te recuerdo
porque has sido la pérdida más importante,
la más dolorosa,
esperada pero cruel,
como el invierno gélido que mata las flores
y cubre todo de muerte.
Sólo me consuela
que fuiste VIDA,
y que cada recuerdo tuyo
me empuja a vivir.
Te recuerdo
porque quiero llevarte siempre enarbolada,
ser un poquito de ti
y pasarlo de generación en generación,
dispersar tu semilla
para hacer el mundo un poco más bonito
a tu imagen y semejanza.
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