domingo, 21 de diciembre de 2014

No longer here


A Luisa, Paulino, Mesio, Antonio,
y todos los que se fueron.

Porque ya no estáis
yo brindo y os saludo
allá donde os encontréis
hoy que el cielo me dice que me permite recordaros.
Porque os fuisteis
y nos dejasteis tristes


aquí abajo.

No sé si me escucháis,
-quiero pensar que me veis desde un pequeño recodo
como quien posa su ojo despacio en la rendija de una cerradura-
pero desde aquí quiero contaros
que estamos bien,
sobreviviendo al duro invierno
que se cumple sin vosotros,
intentando no pensar
que no estáis,
que no podemos veros,
poniendo un muro entre la realidad y el frío,
inventando posibles
menos duros que vuestra falta.

No he llorado desde que me despedí de vosotros
-hasta hoy-
porque quiero ser la fuerte,
el sostén de este hogar que se desmorona
porque la desgracia se ha convertido en un péndulo
que nos golpea.
Perdonadme si hoy lloro,
si no tengo mucho qué decir,
si las palabras me faltan,
si el amor a veces se estanca y huele,
si no puedo seguir latiendo
porque cada latido
me susurra vuestros nombres,
me recuerda que vuestros corazones no son sino ceniza,
polvo que nutre la tierra
lejos de mis manos.

El invierno era duro
y ahora tengo el cuerpo cubierto de carámbanos
clavados en cada poro
como agujas que rasgan la piel,
dejando las marcas, los surcos de vuestras heridas.
Ha llegado el frío
y no estáis para calmarme con un gesto,
y no estáis para discutir y recordar que seguimos siendo una familia,
y no estáis
y cada día que vuestra ausencia se cuela por la rendija de mi consciencia
no hay lágrima que desale, ni abrigo que caliente, ni alma que soporte.

No hay comentarios: