A veces siento
que la vida va tan rápido
que se me cuela entre las costuras y me abre las heridas,
menos mal que estás ahí para tapar con tus brazos
el tiempo que se me escapa entre los pliegues de la ropa.
Y a veces me gusta
sentarme en una piedra
-como cuando era niña-
y dejar que el aire me amolde como si fuera un junto en el río,
menos mal que tú aceptas mi risa y mis silencios
y te quedas callado a mi vera
por si necesitara de un abrazo.
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