Caen,
caen grises hojas de nostalgia
mientras una melodía de ayer trata de animarme.
Y yo quisierra lanzar el ordenador
pegarle una patada
lanzarlo al infinito
para liberar esta rabia que me come,
pero debo contenerme y pensar
que entonces no habría forma de escribirte,
que debo morderme el labio,
dejar que me corroan las lágrimas
y seguir, como siempre,
adelante.
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