Y qué me importa
que se me caigan los ojos
entre las pestañas dolidas,
que la luz oscurezca aún más mi pecho
y me cuartee la piel;
y qué me importa
si el tiempo pasa y olvido,
si se me caen los segundos entre los dedos,
si la vida se me escapa entre el silencio;
y qué me importa
si el mundo me da la espalda
o se ríe de mis vacías cuencas,
de esta piel seca y sesgada,
de mis ojos de muda piedra;
y qué me importa,
si he subido al cielo,
me iluminan las estrellas
y, a mi lado, Febo
me quita las sandalias y me besa las plantas.
1 comentario:
muy bonito, pero te repites con las cuencas. He estado leyendo más poemas tuyos y sueles meter por medio la palabra cuencas. Cuencas cuencas.
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