Maldita sea esta salud que no espera,
que me va matando poco a poco
en pequeñas nostalgias;
maldita esa soledad sonora,
soledad solitaria de soles que penden marchitos de la aurora,
ese celeste mundo que no me entiende
ni me guarda un espacio para mis versos;
maldita esta vida de poeta
que no es entre tus brazos,
que me mata sin tus besos,
el abismo que me separa,
me engulle,
me arrastra al común caos de poeta perdido;
maldita existencia de dolores,
por fuera, por dentro,
maldita la vida de poeta completo dolorido en soledad
y esta punzada que se pierde en mi costado,
esa lanza clavada ya en la infancia,
el corazón pegado a caricias,
la vista exhausta de camino,
la eterna duda de si tú o musas,
volar o dejarme caer.
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