La musa se ha ido
en la madrugada del sueño,
y Morfeo, cómplice traidor de mi existencia,
ha permitido que huyera y me dejara
entre las brumas del recuerdo
de un vago ayer que ya no existe
y no es sino pálido y turbio olvido.
“¡La musa se ha ido!”
grita mi alma sin esperanza
ni cordura
aferrándose a los barrotes de lo que un día fue luz de mañana
y ya no es sino oscura llama de luna.
La musa se ha ido
y escribo mi frío epitafio sin rima ni sentimiento,
susurro mientras caigo hacia el abismo de lo que será mi tumba
“ya no soy poeta sin musa,
ya no soy sin letras,
sino un suspiro del viento extinto,
arena de la playa en la memoria,
que pudo rozar con sus mortales e impuros dedos
el paraíso y la gloria
y ahora ha caído de nuevo a tierra
donde todo es oscuridad, fetidez y nada
así me derramo en tinta y esperanza
por la tierra que me marchita.
Sin ingenio no soy niña,
no soy anciana,
no soy poeta,
ni tengo alma
que exponer en el blanco desafío
para que tú me susurres en la calma de la madrugada
las palabras que mitigaban mi agonía
y me devolvían el aliento.
Caiga yo en el eterno pozo y me sea devuelta la dicha,
acoge Gea a tu hija perdida,
que vuelve al hogar
sin musa, sin rima ni vida”.
miércoles, 23 de abril de 2008
La musa se ha ido
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