Regresar a Madrid
sería el hermoso sueño
donde pudiérais reconocer las palabras
que vuestros oídos no han atesorado,
y recorrer las calles
que pies más insignes pisaron
hace más tiempo del que habéis vivido.
Regresar a Madrid,
con sus calles templadas,
sus sótanos abigarrados y tristes,
su ritmo ajetreado y el amarillo en los rostros,
el naranja, el gris, el azul...
Regresar a Madrid
para que sintáis las aceras
y la lírica sobre el frío cemento,
para que viváis la voz
de aquellos que hicieron de ella el sustento.
Regresar a Madrid
para que comprobéis que en mí,
en vosotros
existe el mismo alma
aunque fragmentado y devorado por el tiempo,
para que los días sean más sencillos
y los sonidos más dulces.
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