En mis oídos retumba
una balada de corta y pega,
a todo volumen
para intentar evitar que charlas insulsas taladren mis oídos.
Llevamos cuatro autobuses en dos días
y aún nos quedan muchos quilómetros que lamer a la carretera.
Los autobuses son mejores si una esta dormida,
o si el tiempo no ha agriado el carácter.
Entonces te miro,
dormido sobre la renqueante ventanilla,
sonrío
y todo es un poco más fácil.
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