A Elena, que mira con los ojos pequeños.
Con los ojos pequeños,
así miras desde tu confín del mundo,
aguantando la lluvia -como yo te veo-
bajo un cristal que no reconoces,
sin pasar frío, ni hambre,
pero quejándote -a pasitos-
de la falta de tierra amiga en tus papilas.
Me escribes desde tu pequeño confín
-que puede ser enorme pero tú siempre fuiste demasiado grande-
y me dices que quieres ser más fuerte, más tú,
pero que aun así me quieres.
Me escribes con un cariño que se despega de cada letra
-en cada trazo hay un beso, en cada milímetro de tinta un abrazo de esos nuestros-
y me invitas -aunque no lo digas-
a ir a verte.
Porque en el fondo
siempre estaremos la una en la otra.
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