Quiero acercarme a tu geografía interior,
enmudecerme el tiempo en tus pupilas,
dejar que las olas de tus labios me arrastren
todas las playas que me circundan
y que las montañas que,
escasas se alzan como mesetas,
rujan contra mi Himalaya
y que aquellos bosques donde se ocultan las fieras
se alcen, se encabriten y estallen
en un big bang que desafíe el razocinio
y demuestre que, a veces,
uno más uno no son dos.